domingo, 10 de diciembre de 2006

Quince primaveras

Quince primaveras, una casa vacía y una botella de tequila.

Parece que fue ayer cuando una reina mora de piel morena se apoderó del alma de un simple gato. Un beso robado, una mirada furtiva… Pasó el tiempo, sin piedad, sin dar tiempo al corazón a asimilar un primer amor. Corazones jóvenes, ansiosos de saber, de encontrar algo igual que aquello. Pero aquello no sólo fue único, fue irrepetible.

Los errores, el rencor, fueron la pólvora que haría estallar la inevitable parcialidad de la distancia.

Un año ha que la magia de Santa Cruz reavivó una llama que creía yo apagada. Una llama que al encenderse de nuevo iluminó toda una ciudad. Una llama de amistad incorruptible y prudencia renovada. El sabor de aquellas noches haría enloquecer al mayor de los poetas.

Sea o no justificada la causa, con pies de plomo gato, con pies de plomo.